El acné es uno de los problemas médicos dermatológicos más frecuentes en nuestra sociedad. La base de esta entidad, radica en la afectación de las glándulas sebáceas y los folículos pilosos. Esta patología que suele empezar en la pubertad como consecuencia de los cambios hormonales que sufre nuestro organismo, puede persistir hasta edades avanzadas generando un alto disconfort para el paciente que lo sufre.

Las manifestaciones del acné en nuestra piel, dependiendo de la zona anatómica en que se manifieste, puede presentarse en forma de puntos blancos o negros, pápulas, pústulas, nódulos y/o quistes.
¿Qué entidades contribuyen a la formación de acné?
- Dieta abundante en hidratos de carbono.
- Consumo excesivo de productos lácteos.
- Fumar cigarrillos en exceso.
- Empleo de maquillaje que obstruya los poros.
- El empleo de productos comedógenos.
¿Qué entidades empeoran el acné?
- Contaminación y humedad.
- Rascado de las lesiones.
- Estrés.
- Cambios hormonales.
La importancia del correcto tratamiento del acné, más allá de la importante repercusión estética se enfoca hacia la prevención de formación de cicatrices. Un correcto asesoramiento dermatológico en las etapas más tempranas de la enfermedad es absolutamente necesario para detener su progresión y evitar complicaciones futuras.
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